Bardana: Propiedades de la Planta Medicinal

¿Qué es la Bardana?

Bardana (Lampazo mayor), planta que en el primer año de existencia solo desarrolla la parte correspondiente a las raíces y la parte más baja de la propia planta. Al segundo año de vida emergen el tallo, las flores y el fruto, pudiendo llegar a medir en esta época hasta un metro de altura.

Las hojas son de grandes dimensiones -también lo son sus peciolos- de forma ovalada, recubiertas de vellosidades y con los bordes ondulados sobre sí. La parte del envés presenta una tonalidad más blanquecina que la correspondiente del haz. Las hojas tienen todas las mismas características, pero a medida que ascendemos su tamaño se ve reducido.

Aplicación de la Bardana:

Las raíces contienen compuestos insaturados como polienos, taninos y fitohemaglutinina, que le confieren propiedades antibacterianas y antifúngicas, las más características de esta planta y por las que se emplea en heridas, furunculosis, acné, abscesos y ulceraciones tórpidas.

Aparte presenta propiedades hipoglucemiantes, astringentes y diuréticas, por lo que su uso también se recomienda en diabetes, disquinesia biliar, gota, reumatismo…

Administración:

  • Decocción. Se añaden 30 gramos de la raíz sobre un litro de agua hervida, dejándolo en estas condiciones durante al menos diez minutos. El líquido obtenido, después de filtrado, se puede tomar repartido en un máximo de tres tazas al día.bardana.jpg
  • Polvo de raíz. Se puede tomar a razón de tres gramos al día para conseguir así sus efectos antiinfecciosos.
  • Aceite de bardana. Se puede aplicar directamente sobre el cuero cabelludo para combatir la caspa o para la obtención de pomadas que se aplican sobre heridas o úlceras, consiguiendo con ello su cicatrización.

Floración y recolección:

Florece en verano, cuando presenta unas flores de color rojo púrpura. Por tratarse de una planta incluida en la familia de las compuestas, sus flores están agrupadas en forma de capítulos, siendo todas ellas de forma tubular. El involucro está formado por una serie de brácteas largas, rematadas por una punta larga y ganchuda.

El fruto es un aquenio, que posee un corto vilano.

Para proceder a la recolección se debe esperar a la primavera del segundo año de cultivo, antes de producirse la recolección; entonces se efectúa la recogida de las raíces, que de esta forma conservan todas sus virtudes.

El proceso debe efectuarse con sumo cuidado para evitar su rotura; posteriormente se procede a su lavado con agua y luego se ejecutan cortes con los que se obtiene una serie de trozos que se deberán secar lo antes posible, preferentemente al sol, o mejor en estufa, siempre que la temperatura no supere los 70ºC.

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