Cuando la tiroides deja de funcionar

Una de las cosas que se suelen preguntar a las personas que muestran síntomas como cansancio, tendencia a engordar, sensación de frío, somnolencia o torpeza mental, es acerca del funcionamiento de su glándula tiroides. Estos síntomas pueden deberse a un funcionamiento por debajo de lo normal de esta glándula, lo que en medicina se conoce como hipotiroidismo.

¿Qué es la tiroides?

Se trata de una glándula que se encuentra en la parte anterior del cuello, tiene forma de mariposa y rodea la tráquea. Segrega unas hormonas llamadas hormonas tiroideas, en las que encontramos la tiroxina o T4 y la triyodotironina o T3 (debido a la cantidad de moléculas de yodo que posee cada una de ellas).

Estas hormonas participan en funciones orgánicas tales como la regulación del ritmo cardíaco, la tensión arterial, el crecimiento, la temperatura y la transformación de los alimentos en energía. Para la fabricación de las T3 y T4 es necesario el yodo.

La mayor parte de las hormonas tiroideas no están en forma libre, es decir, se encuentran unidas a proteínas y por ello no actúan de manera libre. Pero una pequeña parte sí puede interactuar y es la importante para esas funciones.

La regulación de producción de hormonas tiroideas está llevada a cabo por otra glándula, la hipófisis, situada en la base del cerebro, a través de la hormona estimulante de la tiroides (TSH por sus siglas en inglés, Thyroid Stimulatimg Hormone). Si la cantidad de hormonas tiroideas es elevada, la hipófisis dejará de segregar esta hormona y viceversa.

Cuando nos encontramos con un defecto en la cantidad de hormonas tiroideas, puede deberse bien a una falta de producción de TSH por parte de la hipófisis o bien  un problema de funcionamiento de la propia tiroides. Mediante una analítica, se puede averiguar la cantidad de TSH e sangre y en base a ello saber la implicación directa de la tiroides en ese defecto.

Tiroides

Causas que provocan los problemas de tiroides

Existen varias causas que pueden llevar a un defecto en la producción de T3 y T4. Quizá el más común es la falta de yodo en la alimentación.

Otros factores pueden ser una enfermedad autoinmune (el propio sistema inmunológico ataca partes del organismo) que se denomina Tiroiditis de Hashimoto, que provoca una inflamación de la tiroides; tiroiditis de embarazo, tiroiditis vírica, tiroiditis farmacológica (provocada por la ingesta de medicamentos como el litio en cantidades ponderales –no en oligoelemento- o derivada de otros tratamientos) o bien un hipotiroidismo congénito denominado cretinismo (este último puede provocar que el niño que ha nacido sin tiroides presente un déficit en el desarrollo mental y de crecimiento).

Prevenir los problemas de tiroideos

La medicina farmacológica basa su tratamiento en la sustitución de las hormonas que el cuerpo no produce a cargo de una hormona sintética denominada levotiroxina. Habitualmente, la intención, además de mantener los niveles de T3 y T4 es también la de mantener los adecuados niveles de TSH.

Las técnicas naturales pueden ayudar de varias maneras. La primera es la administración de Yodo de manera directa (habitualmente a través de algas, como el Fucus Vesicosus o Laminaria Cloustonii). El problema en este caso es que si hay un tratamiento o un control médico, se debe avisar que se va a tomar y en caso de hacerlo, estar siempre bajo supervisión, ya que de otra manera, puede dar lecturas erróneas de los niveles de hormonas tiroideas, lo cual puede hacer que el médico varíe la cantidad de levotiroxina que se debe administrar y ello puede llegar a ser peligroso.

Por eso, gran parte de los profesionales de las técnicas naturales optan por la administración de productos reguladores de la secreción tiroidea. Entre ellos nos podemos encontrar el Yodo en oligoterapia, Tiroides en organoterapia, y si queremos llegar un poco más profundo e intentar regular la tendencia orgánica a ese defecto, podemos pensar en el remedio homeopático Graphites, especialmente indicado en personas con tendencia a la obesidad, tímidos, con problemas en la piel (erupciones mielosas especialemente en los pliegues y detrás de las orejas), con mala cicatrización, frioleros, y con tendencia a la depresión y a la soledad.

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